Ante la inminencia de su segunda cumbre, crecen las conjeturas de que el presidente estadounidense Donald Trump trataría de convencer al líder norcoreano Kim Jong Un que se comprometa a desnuclearizar su país, ofreciéndole a cambio casi lo que más desea en el mundo: un anuncio de paz y el fin formal de la Guerra de Corea.
Semejante anuncio constituiría un hecho histórico. Sería consecuente con la oposición de Trump a las “guerras eternas”. Y al producirse más de seis décadas después del fin de las hostilidades, parece responder al sentido común.
Pero si no se hace con cuidado, podría dar lugar a un conjunto de problemas nuevos para Washington.
Hay razones para pensar que el cambio de enfoque de las conversaciones entre Pyongyang y Washington de la desnuclearización hacia la paz sería una jugada riesgosa, y que podría ser exactamente lo que desea Kim cuando los dos mandatarios se encuentren en Hanoi el 27-28 de febrero.