Representantes del gobierno y de la oposición de Nicaragua se sentaron el miércoles frente a frente en una nueva mesa de diálogo para intentar resolver la grave crisis que afecta al país desde abril pasado y que dejó al menos 325 muertos, 2.000 heridos, cientos de presos y más de 50.000 exiliados.
La reunión comenzó sobre las 10:30 hora local en la sede del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), un centro de negocios al sur de Managua, bajo un completo hermetismo y sin acceso a la prensa. Fuentes cercanas a la opositora Alianza Cívica dijeron a The Associated Press que las partes dedicarían el primer día a definir la agenda y mecanismos de las conversaciones.
El presidente Daniel Ortega no asistió a la sesión. Los negociadores del gobierno son el canciller Denis Moncada, el magistrado judicial Francisco Rosales y los diputados Edwin Castro, Wilfredo Navarro y José Figueroa, además del dirigente estudiantil Luis Andino.
En la delegación opositora figuran los empresarios José Adán Aguerri, Mario Arana y Juan Sebastián Chamorro, el catedrático Carlos Tunnermann, el político José Pallais y el líder universitario Max Jerez. El nuncio apostólico Waldemar Sommertag y el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal, asisten en calidad de testigos.
La libertad de unas 750 personas que la Alianza Cívica registra como “presos políticos” figura como primer punto en agenda de los opositores. Otros temas prioritarios serían la restauración de la libertad de prensa y de movilización, una reforma electoral que permita adelantar las elecciones de 2021 y un plan de “justicia transicional” para las víctimas de la represión estatal y sus familias.
Si bien el gobierno no ha dado a conocer su agenda, la prensa oficial difundió una encuesta en la que un 80 por ciento de los consultados pedían “resolver los problemas económicos” derivados de la crisis, que según las autoridades ha dejado pérdidas calculadas en más de 1.600 millones de dólares.