La Comisión Económica para América Latina y el Caribe difundió un estudio sobre las estimaciones y proyecciones de la población humana. Las cifras recientemente publicadas por las Naciones Unidas, América Latina y el Caribe pasó de un crecimiento medio anual de 4,8 millones de personas en el quinquenio 1950-1955 a un máximo de casi 8,2 millones en el quinquenio 1985-1990.
A partir de 1990 el crecimiento poblacional de la región empezó a disminuir y actualmente la población crece a un ritmo de 6 millones de personas al año.
El análisis de investigación asegura que la transición demográfica ha sido “acelerada” y hay dos cambios significativos: la disminución de la dependencia demográfica y el envejecimiento de las poblaciones.
Para el período 2020-2025 se proyecta que la población dependiente (menores de 15 años y de 65 años y más) crecerá más que la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) lo que indica el fin del bono demográfico regional, aunque con diferencias entre países”, dice el boletín informativo.
Población adulta mayor
El fin del bono demográfico viene acompañado de un acelerado proceso de envejecimiento de la población, con un aumento de la proporción y el número absoluto de personas de 65 años y más. Esta población se incrementará sostenidamente en los próximos decenios y se espera que en 2047 supere a la población de menores de 15 años. En la región, se proyecta que 1 de cada 5 habitantes será una persona mayor de 65 años en el 2050.
La esperanza de vida al nacer, en tanto, sigue aumentando. Sin embargo, América Latina y Caribe es la segunda región con el menor incremento en el mundo con un aumento promedio de 0,8 años en 2015-2020, apenas por detrás de América del Norte que tendrá un incremento negativo de 0,07 en igual periodo.
La región tiene un nivel de esperanza de vida al nacer de 75,2 años que la sitúa por arriba de Asia (73,3) y África (62,7), aunque mantiene una brecha significativa respecto a América del Norte (79,2), Europa (78,3) y Oceanía (78,4). Las proyecciones muestran una mayor convergencia en la esperanza de vida entre regiones, pero no suficientemente rápida para cerrar las brechas existentes entre las regiones con más altos niveles de mortalidad.
El análisis de la CEPAL revela que hay un aumento de la migración intrarregional en los últimos años. Un ejemplo reciente es la migración de personas residentes en Haití a países sudamericanos y la ola migratoria de personas que residían en Venezuela.
Estos movimientos han producido cambios importantes en los saldos migratorios de los países receptores, así como en los países de origen. Se estima que en el período 2015-2020 el saldo migratorio de Venezuela es de 3,3 millones de personas y que, dentro de la región, los países receptores de estos migrantes fueron Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Información: OPS/OMS-Guatemala