La empresa estadounidense decidió suspender la producción de la evolución de uno de sus modelos más emblemáticos debido a dos accidentes que dejaron más de 300 muertos, según señala BBC.
Durante este mes se hizo el duro anuncio que ocurre luego de casi 10 meses desde que se dictó la prohibición global de volar este equipo y que
representa el punto más crítico desde que se inició la crisis que ya supera su primer año.
De momento el calendario para levantar el veto es incierto: se esperaba que entre noviembre y diciembre de 2019 la agencia que regula en Estados Unidos la seguridad del transporte aéreo (FAA por sus siglas en inglés) otorgara las nuevas certificaciones y permisos para la operación del Boeing 737 MAX.
Sin embargo los constantes retrasos han ido acumulando aviones en los aparcamientos al exterior de la fábrica de Boeing en Renton (Washington). Y suman unos 450 aparatos que están listos para ser entregados y que, en cambio, solo están generando costos de mantención que día a día les resta valor.
¿Cuándo empezó la crisis?
El primer accidente del B737 MAX ocurrió el 29 de octubre de 2018 cuando el vuelo 610 de Lion Air, una aerolínea low cost de Indonesia, se precipitó a tierra con 157 personas a bordo. Pocos meses después, el 4 de abril de 2019, cae otro 737 MAX esta vez de Ethiopian Airlines. El segundo siniestro que cobró la vida de 157 personas, entre pasajeros y tripulación.
Se determinó que en ambos casos la falla de un error en el software conocido como MCAS (siglas en inglés de Sistema de Aumento de las Características de Maniobra) había sido determinante para que ocurrieran ambos accidentes.
¿Quiénes resultan afectados?
La introducción del Boeing 737 MAX se hizo con bombos y platillos durante 2015 pues representaba la evolución de uno de sus modelos de corto-mediano alcance más populares. Se habían colocado nuevos motores, de menor consumo, para hacerlo más potente y eficiente, con la consiguiente disminución en costos de operatividad y mejores beneficios. Era una de las la grandes apuestas para revolucionar el mercado de la aviación.
A la fecha, estos problemas ya le han costado a Boeing cerca de US$9.000 millones y el 17 de diciembre las acciones de la compañía cayeron más del 4% entre las especulaciones de que se anunciaría la suspensión de la producción.
Al momento de la prohibición de vuelo, había unos 387 unidades en operación en distintas aerolíneas, la mayoría de ellos en Estados Unidos como American Airlines, United y Southwest.
También queda en suspenso 4.912 pedidos del modelo, en sus diferentes configuraciones, lo que afectará los resultados de la compañía que es una de las mayores exportadoras de Estados Unidos. El B737 es su equipo más vendido y el principal generador de efectivo.
Además, el efecto dominó en la suspensión de la producción de este modelo de avión trae consecuencias para unos 600 proveedores de piezas y partes.
Según el especialista en economía de la BBC, Theo Legget, para las empresas más pequeñas, el hecho de perder el trabajo relacionado con la producción del 737 podría resultar grave, afectando sus ingresos y potencialmente obligándolos a despedir trabajadores.
¿Y quién sale ganando?
Al final del día, el gran riesgo para Boeing es el gran golpe en la confianza y credibilidad entre inversores y clientes. El mayor riesgo es que las aerolíneas pongan su mirada en el otro girante de la aviación comercial: Airbus. Durante el primer semestre de 2019, el fabricante europeo ha incrementado sus beneficios en alrededor de un 141% y ha cerrado importantes contratos en distintas ferias aeronáuticas como la de París y Dubai.
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