En un comunicado conjunto las partes aseguraron estar dispuestas a “construir la paz a partir de una democracia con justicia” dando la mayor participación posible de la sociedad.
Venezuela fue confirmado como el país sede del primer ciclo de negociaciones que inició y se extendió hasta mediados de diciembre, mientras que Cuba y Noruega como países garantes que prometen ser “neutrales” y acompañar el proceso. Chile y España serán acompañantes en el proceso.
El diálogo se retomó desde los puntos avanzados en los diálogos del gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos (2010-2018) en Quito y que luego se trasladaron a La Habana.
Israel Ramírez Pineda, el segundo comandante del ELN conocido con el alias de “Pablo Beltrán”, afirmó en su declaración que en este nuevo intento apuntan a que se producirán “cambios de fondo” como lo exigió el pueblo colombiano en las multitudinarias manifestaciones de 2021 y en las urnas al elegir a Gustavo Petro como el primer presidente de izquierda, dejando atrás la tradición de conservadores y moderados.
Del lado del gobierno colombiano, el equipo negociador está encabezado por Otty Patiño, cofundador de la extinta guerrilla M-19 donde militó el ahora mandatario colombiano en su juventud.
La delegación tuvo la sorpresiva inclusión conservadora del José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos y miembro del partido Centro Democrático, la fuerza política del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), quien ha sido un férreo opositor de Petro.
Se unieron también los senadores de izquierda Iván Cepeda y María José Pizarro, hija del que fue el máximo comandante del M-19, Carlos Pizarro León Gómez, asesinado en 1990 cuando tras dejar las armas se postuló como candidato a la presidencia de Colombia.
El alto comisionado para la Paz de Colombia, Danilo Rueda, aseguró en el acto protocolario que con la instalación de la mesa están honrando la vida de quienes fueron asesinados, desaparecidos, torturados o secuestrados a causa de la violencia en Colombia.
El ELN nació en 1964 como un proyecto político antiimperialista inspirado en la revolución cubana.