Al menos 36 personas murieron y miles han sido evacuadas por los incendios forestales que arrasan dos islas de Hawái y que dejaron casi destruida una localidad obligando a sus habitantes a lanzarse al mar para huir de las llamas.
“Se han encontrado hasta ahora 36 personas muertas debido al fuego de Lahaina, que sigue activo”, dijo el gobierno del condado de Maui en un comunicado emitido la noche del miércoles.
Los incendios comenzaron en la madrugada del martes y el rápido avance puso en peligro a viviendas, empresas y servicios públicos, así como a más de 35.000 personas en la isla de Maui, informó en un comunicado la Agencia de Gestión de Emergencias de Hawái.
El fuego arrasó la localidad de Lahaina, en la costa oeste de Maui.
“Gran parte de Lahaina en Maui quedó destruida y cientos de familias locales fueron desplazadas”, indicó el gobernador Josh Green.
Habitantes de la zona saltaron al agua “para evitar el fuego”, dijo el mayor general del Ejército estadounidense, Kenneth Hara, a Hawaii News Now. Al menos 14 personas fueron rescatadas del mar por la Guardia Costera.
“Hay gente que no pudo escapar”
Los militares estadounidenses desplegaron tres helicópteros para ayudar a combatir los incendios, informó el Comando Indo-Pacífico en un comunicado.
Los helicópteros militares que ayudan a los bomberos utilizaron el miércoles 570.000 litros de agua para controlar los incendios en el condado de Maui.
“El objetivo principal es salvar vidas, evitar el sufrimiento de las personas y frenar las cuantiosas pérdidas materiales”, declaró Hara.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó “que todos los recursos federales disponibles en las islas ayuden en la respuesta” contra los incendios.
La red hospitalaria de la isla está “saturada” por los pacientes con quemaduras y personas que inhalaron humo, dijo la vicegobernadora de Hawái, Sylvia Luke, que describió la situación como “dramática”.
Luke informó que los incendios fueron causados por las condiciones secas y los fuertes vientos del huracán Dora, que se encuentra al sur del archipiélago estadounidense, pero que no se espera que toque tierra.