Una enérgica campaña alrededor del país para que inmigrantes sin estatus legal puedan conducir libremente resuena con fuerza en las granjas y cultivos cercanos a Rochester, en la frontera con Canadá. Los trabajadores inmigrantes de esos campos, en su mayoría mexicanos, dicen que se sienten aislados y frustrados en esta zona rural, donde pagarle a alguien con licencia de conducir para ir a comprar comida puede costarles 40 dólares, lo que equivale a más de tres horas de trabajo.
Doce estados en Estados Unidos, incluidos California e Illinois, permiten que sus residentes obtengan permisos de conducir sin contar con un número de seguridad social o pruebas de estatus migratorio legal. Activistas intentan lograr eso mismo en otra media docena de estados ahora que gobernadores demócratas han sustituido a republicanos en Wisconsin y Nueva Jersey y los demócratas ganaron el control total de la legislatura del estado de Nueva York.
Otorgar licencias de conducir a inmigrantes sin permiso de residencia en el país les garantizaría una nueva protección estatal ante los agentes federales que trabajan para el gobierno del presidente Donald Trump, que favorece la mano dura contra la inmigración ilegal. Activistas aseguran que la policía aún podría ver las infracciones cometidas en el pasado por un conductor, pero que los inmigrantes que mostrasen un permiso de conducir válido tendrían menos posibilidades de ser interrogados y acabar en manos de agentes federales.
Sólo unos 10.000 de los 265.000 inmigrantes sin estatus legal que se calcula podrían beneficiarse con las licencias de conducir en Nueva York trabajan en granjas o ranchos, según el Instituto de Política Fiscal. Sin embargo, su necesidad de transporte diario es mucho mayor que la de los inmigrantes que viven en la ciudad: en los condados alrededor de Rochester las distancias al supermercado, escuelas o lugar de trabajo son enormes y no existe el transporte público.
La senadora estatal republicana Daphne Jordan es de las que se opone a la propuesta ya que asegura que desembocaría en un fraude electoral, bancario y problemas de robo de identidad.
Por otro lado, demócratas y activistas dicen que las licencias generarían ganancias debido a las solicitudes de permisos de conducir y la venta de vehículos. Y a medida que los inmigrantes obtuvieran licencias también contratarían seguros. También apuntan a un estudio que reveló que en los estados donde sí obtienen licencias las tasas de fatalidad en accidentes de tráfico son en promedio más bajas, probablemente porque los conductores inmigrantes han pasado los exámenes de manejo administrados por el Estado.