La delegación de la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN), que permanece en Cuba luego del congelamiento de las negociaciones con su gobierno, dijo que espera un cese bilateral al fuego e informó sobre la entrega de documentos del proceso de paz a países garantes con la expectativa de que sirvan para reiniciar el diálogo.
Durante un encuentro con prensa, el comandante Aureliano Carbonel indicó que la guerrilla había realizado algunos gestos de “buena voluntad”, como la entrega el año pasado de soldados detenidos por ellos en El Chocó y Arauca, y el alto al fuego unilateral en diciembre y Semana Santa. Sin embargo, aseguró, “esto no ha causado ninguna respuesta positiva en el gobierno” y sugieren “acordar un cese bilateral con verificación”.
El ELN y el gobierno colombiano comenzaron negociaciones de manera confidencial en 2014 y desde 2017 de manera abierta con el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos (2010-2018), quien logró un acuerdo de paz con las ahora desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016. El arribo a la presidencia de Iván Duque en 2018 paralizó los diálogos con los rebeldes.
En medio de un ambiente enrarecido, el ELN estuvo detrás del estallido de un coche bomba en una academia de policías en Bogotá que en enero pasado ocasionó la muerte de una veintena de personas y múltiples heridos. Duque entonces reactivó los pedidos de captura internacional contra los miembros de la delegación, incluyendo Carbonel y el comandante Pablo Beltrán, también en Cuba.
El ELN informó el miércoles que en las últimas semanas entregó a países garantes del ahora pausado proceso de paz, a Naciones Unidas y al Vaticano los documentos de los diálogos desde 2014 y hasta su congelamiento.
“Nosotros insistimos en que hay que construir sobre lo construido y que todo lo que hemos avanzado en varios años no se tire al cesto de la basura”, expresó Beltrán.
La presencia de la delegación en Cuba tras el pedido de captura internacional emitido por Duque generó un enredo diplomático, pues la isla se negó a entregar a los guerrilleros tal como Colombia había establecido en los acuerdos en caso de una ruptura y según lo cual las autoridades no pedirían arrestos sino que les permitirían regresar a sus campamentos en Colombia.
Cuba sufrió críticas por su accionar en momentos en que la propia isla sufre la presión de Estados Unidos, que incrementó las sanciones contra La Habana buscando un cambio de modelo político y las amenazas de que la nación caribeña podría ser puesta en una lista de países patrocinadores del terrorismo por parte de Washington.
“Cuba no está alojando terroristas”, expresó Beltrán. “Está alojando a una delegación que nos enviaron a negociar un pacto de paz”.
La nación caribeña fue determinante en el acuerdo de paz logrado entre las FARC y el gobierno de Santos.