El ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, ha asegurado este martes, en una entrevista concedida a la emisora Onda Cero, que ni el Gobierno español ni la Unión Europea (UE) quieren una “guerra comercial” con EE.UU. pero ha advertido de que “si la inician, vamos a contestar y defendernos con todas nuestras armas”.
Las declaraciones de Planas tienen lugar al día siguiente del anuncio de la imposición, por parte de la oficina estadounidense de Comercio Exterior, de una serie de aranceles de hasta el 25 % sobre una larga lista de productos de la UE, entre los que se incluyen el vino francés, quesos italianos y aceitunas españolas. La Casa Blanca difundió esta medida inmediatamente después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) autorizara a EE.UU. imponer gravámenes a la UE por un valor de 7.500 millones de dólares anuales, por el apoyo económico ilegal del bloque comunitario a la compañía aeronaval Airbus.
“Estamos trabajando con la Comisión Europea y vamos a intentar que se limiten o se eliminen totalmente estos aranceles”, indicó el ministro Español, que estima que estos gravámenes son “absolutamente inaceptables”, ya que “afectan al sector agroalimentario, que no está en el centro del contencioso de la fabricación de aviones”.
Reunión entre las partes
Planas recuerda asimismo que los aranceles no serán efectivos hasta el próximo día 18 de octubre, y confía en que la reunión prevista para unos días antes de esa fecha entre la Comisión Europea y EE.UU. sirva para “llegar a acuerdos”. No obstante, insiste en que “si las negociaciones no llegan a buen puerto, la UE tiene que tomar las medidas correspondientes”.
En una línea muy similar a la del ministro español se expresó también el portavoz de la Comisión Europea Daniel Rosario, al indicar que “si EE.UU. impone contramedidas empujará a la UE a una situación” en la que tendrá que “hacer lo mismo”. No obstante, la prioridad de la UE en estos momentos es llegar a un acuerdo con el país norteamericano que permita, al menos, aplazar los nuevos aranceles, ya que su aplicación podría derivar en un incremento de precios y en la consiguiente retracción del consumo.