Varios expertos aseguraron el pasado miércoles a la Cámara de Representantes de Estados Unidos que acabar con los programas de ayuda hacia los países del llamado ‘Triangulo Norte’ (Guatemala, Honduras y El Salvador) es contraproducente para los intereses de esta nación.
“Si se corta la ayuda es casi garantizado que veremos más migrantes intentando entrar a EE.UU.”, dijo ante el Comité de Asuntos Exteriores Roberta Jacobson, exembajadora de EE.UU. en México. A finales de marzo, el presidente Donald Trump anunció que acabaría con las ayudas y acusó a los países centroamericanos de orquestar un montaje al supuestamente enviar las caravanas de cientos de migrantes que salen principalmente de Honduras hacia Norteamérica.
Los gobiernos centroamericanos han expresado su rechazo a esta medida. El ministro de Relaciones Exteriores de Honduras dijo el sábado que se trataba de una política “contradictoria” aunque aseguró que la relación de su país con EE.UU. se mantenía sólida. Sin embargo, de ser congeladas las ayudas, Jacobson aseguró que la cooperación de estas naciones con el gobierno de Trump podría verse disminuida.
EE.UU., dijo la exembajadora, necesita de la ayuda de los países del Triángulo Norte para “devolver a los migrantes” a sus lugares de origen de manera efectiva para “enviar el mensaje de que el viaje hacia el norte no vale la pena”.
En el 2017, Estados Unidos destinó $508’620.100 millones de dólares en ayuda para Guatemala, Nicaragua y El Salvador, según datos del centro de estudios políticos Washington Office on Latin America (WOLA). En los tres países, de acuerdo con USAID (la agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional) los programas están enfocados a cuatro sectores: la seguridad ciudadana, el capital humano, el sector productivo y el fortalecimiento de las instituciones.
Con información de VOA noticias