Varias explosiones sacudieron la capital de Sudán, país inmerso en el caos tras cuatro días de combates, pese a los crecientes llamados internacionales a cesar las hostilidades que han dejado casi 200 muertos.
Reunidos en Japón, los ministros de Relaciones Exteriores del G7 urgieron en su declaración final “detener inmediatamente la violencia y devolver el poder civil a Sudán”.
Su llamado se suma a las de la ONU y Estados Unidos por terminar con las hostilidades, pero los combates continúan con hombres en uniforme de faena y a veces con turbante continúan sembrando el terror en Sudán.
El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken subrayó en conversaciones con los dos generales enfrentados “la urgencia de alcanzar un alto el fuego”.
El general Daglo anunció que aprobó un “alto el fuego de 24 horas”, pero el ejército lo desmintió al señalar que se trata de “una declaración de la rebelión destinada a ocultar su derrota inminente”.
Los pobladores permanecen en sus casas sin electricidad ni agua corriente y sus reservas de alimento se agotan. Las pocas tiendas de alimentos que están abiertas advierten que no durarán mucho sin abastecerse.
El agotamiento amenaza a los habitantes de la capital. “Llevamos cuatro días sin dormir”, contó a AFP Dallia Mohamed Abdelmoniem, de 37 años.
Dijo permanecer “encerrada” con su familia por miedo a los constantes bombardeos y enfrentamientos callejeros que han dejado más de 185 muertos y 1.8000 heridos desde el sábado, según la ONU.