Todas las fuerzas del orden de Florida tendrán que cooperar con las autoridades federales de inmigración conforme a una ley promulgada el viernes por el gobernador Ron DeSantis durante una ceremonia que con frecuencia adquiría visos de un evento de campaña para él y el presidente Donald Trump.
La ley prohíbe que gobiernos locales adopten políticas “santuario” que protegen a inmigrantes sin autorización de la deportación. Requerirá que las agencias del orden cumplan con los pedidos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas para detener inmigrantes que viven en el país de manera ilegal y fueron arrestados o hallados culpables de un delito grave, excepto víctimas y testigos de crímenes.
“Las ciudades santuario básicamente crean zonas libres de leyes en donde la gente puede llegar a nuestro estado ilegalmente y nuestro país ilegalmente, cometer delitos y luego salir caminando a la calle para seguir haciéndolo”, dijo DeSantis. “En Florida, eso no sucederá”.
Trump, quien ha hecho de la inmigración ilegal una de sus prioridades, ayudó a DeSantis ganar las elecciones primarias del Partido Republicano e hizo campaña para DeSantis en la elección general.
La ley provocó protestas entre los inmigrantes y sus defensores en el Capitolio cuando se presentó ante la Legislatura. Temen que fomente el control del orden por encasillamiento racial, que obligue a personas a ser deportadas por cometer delitos menores como infracciones viales y desmotive a las víctimas y testigos de crímenes de presentar denuncias. Los opositores también argumentan que detener a personas por una cuestión inmigratoria es inconstitucional.