Familiares de los 27 fallecidos en el naufragio de una embarcación sobrecargada de pescadores en el Caribe hondureño comenzaron a recibir los cuerpos de sus seres queridos, en tanto el presidente Juan Orlando Hernández ordenó investigar “las causas de la tragedia”.
Después de practicarles la autopsia en una morgue improvisada en un hangar de la Fuerza Naval en la barra de Caratasca, en el oriental departamento hondureño de Gracias a Dios, habitado por indígenas misquitos, personal de Medicina Forense entregó una docena de cuerpos a los compungidos familiares.
Sin poder controlar el llanto, Rosa Bolaños García esperaba que le entregaran los restos de su hijo, Carlos Bolaños Baile.
Uno de los sobrevivientes del siniestro, Anderson Flores, de 30 años, dijo que los restos de su primo Carlos ya habían sido identificados pero no los habían entregado.
“Estábamos durmiendo en los camarotes cuando sentimos que el barco se iba dando vuelta y rapidito se estaba hundiendo”, narró Flores.
Con otros pescadores lograrondesprender del barco una lancha y ahí esperaron hasta cinco horas para ser rescatados, añadió.
El mar estaba tranquilo
“He girado instrucciones para que se realicen las investigaciones pertinentes para identificar las causas de la tragedia”, anunció el presidente Juan Orlando Hernández, al lamentar “profundamente el naufragio”.
Según las autoridades navales, la embarcación Waly, de 70 toneladas, salió de Puerto Lempira hacia el cabo Gracias a Dios con 91 personas a bordo tras expirar la veda de la langosta, y zozobró por causas aún bajo investigación.
Otro sobreviviente, Lamberg Flores, indígena misquito de 38 años, relató que el bote, al mando del capitán Astin Haylock, zarpó con las 91 personas de Puerto Lempira el lunes. Durante la pesca el martes lograron sacar unas 200 libras (90 kilos) de langostas.
Hacia las 02H00 del miércoles anclaron y el capitán y los demás ocupantes se fueron a dormir. “Yo estaba despierto cuando sentí que el bote se iba inclinando. Empecé a gritar que el barco se estaba hundiendo pero rápidamente se dio vuelta, en unos dos minutos”, dijo Flores.
“El mar estaba tranquilo, no había ni olas. Unos que andaban (con) cuchillos trataron de cortar los lazos de las lanchas pero solo pudimos sacar tres”, añadió. “Solo Dios sabe qué pasó”, dijo incrédulo.
Además de los 27 fallecidos, incluyendo al capitán, nueve personas permanecen desaparecidas y 55 fueron rescatadas con vida, según las Fuerzas Armadas.
En otro incidente separado, fueron rescatadas 49 personas de un naufragio que se registró horas antes, sin que hubiera víctimas gracias al auxilio de una embarcación.
Sobrecargados
El director de Marina Mercante, Juan Carlos Rivera, anunció una investigación de las causas para evitar que se repita ese tipo de incidentes y reconoció que en ocasiones han suspendido permisos a propietarios por sobrecargar las naves.
“Está claro que la tragedia pasó porque la embarcación iba sobrecargada”, dijo un periodista de la región, Jacinto Molina.
Molina, experto en temas de la región misquita, explicó que empresarios pesqueros contratan embarcaciones, cuyo dueños asignan al capitán de la nave la contratación de buzos. Desprotegidos, estos últimos se sumergen a pescar langostas en aguas profundas.
“La embarcaciones solo tienen capacidad para 30 o 40 personas pero las sobrecargan con el doble” de personas, según Molina.