El caso de unos agentes de la Patrulla Fronteriza que detuvieron a una familia por parecer “de origen centroamericano” y porque hablaba español mientras compraba en una tienda de Maine es la típica “discriminación racial evidente”, denunció la Unión Americana de Libertades Civiles.
Los agentes de la agencia federal comenzaron a sospechar sobre la familia después de que “observaron un grupo de personas que parecían de origen centroamericano”, afirmó la Patrulla Fronteriza en una declaración jurada presentada ante una corte federal. Luego uno de los agentes “escuchó que varias personas hablaban español” en la tienda, agrega el documento.
El hecho de que la apariencia física y el idioma de la familia fueran factores para que los detuvieran no es tan sorprendente como el hecho de que el agente escribió los hechos en una declaración jurada, dijo Emma Bond, abogada de la ACLU (siglas en inglés del organismo activista) en Maine.
“Desde hace mucho sabemos que la Patrulla Fronteriza decide a quién interroga basándose en la discriminación racial. Este es un ejemplo en el que ellos han dicho explícitamente que están abordando gente con base en el color de su piel y el idioma que hablan”, dijo Bond.
Un portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza rehusó hacer comentarios.
Un hombre fue detenido el 19 de septiembre cuando dos agentes vieron que una familia entraba a una tienda Goodwill de objetos de segunda mano en Bangor, Maine. Uno de los agentes escuchó que alguien hablaba español e interrogó a miembros de la familia afuera de la tienda, señaló la Patrulla Fronteriza.
El guatemalteco Mateo Carmelo Bartolo, de 31 años, fue arrestado tras admitir a los agentes que vivía en el país de manera ilegal, dijo la Patrulla Fronteriza. El arresto fue reportado primero por The Bangor Daily News.
Carmelo Bartolo seguía detenido el lunes. Su abogado, Ronald Bourget, dijo que su cliente no estaba listo para hablar sobre el caso.