La cifra de muertos por un enorme incendio en un oleoducto del que se fugaba combustible en México aumentó el lunes a 89 debido a más decesos de las personas que resultaron heridas y fueron trasladadas a hospitales.
Cincuenta y un víctimas resultaron gravemente quemadas en el incendio y continúan en los hospitales, dijo el secretario de Salud Jorge Alcocer. Dos de ellas fueron trasladadas a un hospital en Galveston, Texas.
El gobierno informó el lunes que se encontraron 14.894 de tomas clandestinas en 2018, un promedio de casi 41 al día.
Hidalgo es el estado con la mayor cantidad de dichas tomas, con 2.121.
“Era la toma popular”, dijo Enrique Cerrón, de 22 años, que vive cerca del campo de cultivo donde ocurrió el estallido. “Podías pasar a las 11, 12 del día y veías gente cargando aquí”.
El viernes, en medio de una escasez nacional de combustible en las gasolineras mientras el gobierno intenta combatir el robo generalizado, esta sección particular del oleoducto comenzó a operar de nuevo tras haber estado cerrada casi cuatro semanas, y entonces alguien decidió picarla de nuevo. Rápidamente se extendió la noticia por la comunidad de 20.000 habitantes de que la gasolina estaba fluyendo otra vez, y salieron en tropel hacia allá.
Cientos llegaron al sitio de la rotura, portando bidones de plástico y con los rostros cubiertos con pañuelos. Algunos arrojaron piedras y agitaron palos en dirección de los soldados que intentaban alejarlos de allí. Hubo personas que trajeron a sus niños.
La bola de fuego que se tragó a todos los que recolectaban gasolina subraya los peligros de la epidemia de robo de combustible que el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador prometió combatir.
Nueve de los 68 restos hallados en el lugar han sido identificados, pero podrían requerirse meses para identificar al resto, dijo Omar Fayad, gobernador del estado.
Los soldados instalaron un perímetro alrededor de una zona del tamaño de un campo de fútbol en donde los pobladores quedaron incinerados por el estallido, reducidos a un montón de cenizas y huesos. El domingo, las autoridades insinuaron que el gobierno podría expropiar campos como éste, donde los habitantes eran claramente cómplices del robo de combustible.