Los puertorriqueños están en un ambiente de incertidumbre, ya que no tienen ni idea de quién lo reemplazará en medio de un caos político que amenaza paralizar la isla con una crisis constitucional.
Rosselló prometió dejar el cargo este viernes a las 5 de la tarde tras enormes protestas callejeras de puertorriqueños indignados por la corrupción, la mala administración y la filtración de un chat lleno de groserías en el que el gobernador y 11 aliados varones se burlaron de mujeres, homosexuales y de las víctimas del huracán María.
En uno de sus últimos actos, Rosselló nominó al abogado Pedro Pierluisi para ocupar el puesto vacante de secretario de Estado, el siguiente en línea para ascender al puesto de gobernador según la Constitución del territorio estadounidense.
Pedro Pierluisi
La mayoría de los puertorriqueños consideran que Pierluisi (quien representó a la isla ante el Congreso en Washington) es una figura conciliadora y poco controversial que probablemente no será recibido con protestas.
“Yo me ofrecí por dar un paso al frente por Puerto Rico en este momento dado por amor a mi patria”, dijo Pierluisi. “Mi única lealtad como gobernador de contar con el aval legislativo va a ser al pueblo de Puerto Rico”.
Se espera que la Cámara de Representantes vote la confirmación de Pierluisi este viernes en la tarde. De ser rechazado, la secretaria de Justicia Wanda Vázquez será gobernadora automáticamente, ya que es la siguiente en la línea de mando, incluso tras haber dicho que el puesto no le interesa.
Wanda Vásquez
Algunos legisladores indicaron que votar por Pierluisi en la Cámara de Representantes sería una confirmación y le permitiría asumir la gobernación. Los opositores afirman que también es necesaria la aprobación del Senado, y que demandarían para evitar que sea gobernador sin no recibe dicha aprobación.
“El panorama no puede ser más complejo”, dijo el senador José Antonio Vargas Vidot, quien se postuló al Senado como independiente. “Es algo absurdo lo que estamos viviendo. Nunca anticipamos que pasaría algo como esto”.
El representante Rafael Hernández, un líder entre los legisladores de la oposición, dijo que votar el viernes a favor de Pierluisi significaría que Vázquez se convertiría en gobernadora a las 5 de la tarde y Pierluisi su secretario de Estado.
Agregó que demandaría para frenar cualquier intento de que Pierluisi se convierta en gobernador, lo que generaría aún más incertidumbre en la isla.
“Estaríamos yendo a los tribunales temprano por el sábado o el viernes por la tarde”, dijo. “Puede pasar cualquier cosa”.
Otro obstáculo para Pierluisi es el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, quien ha anunciado que no votará por el nominado de Rosselló y planea postularse al cargo el año próximo. Varios legisladores han expresado que prefieren a Rivera Schatz sobre Pierluisi, pero el líder del Senado es una figura poderosa de estrechos lazos con la élite política y empresarial de Puerto Rico, y su ascenso a la gobernación podría desatar nuevas protestas.
Thomas Rivera Schatz
Rivera Schatz cuestionó fuertemente a sus críticos el pasado jueves por la tarde y anunció que el Senado sostendrá una audiencia sobre Pierluisi el próximo lunes.
“Vamos a darle una oportunidad de que se defienda”, dijo Rivera Schatz. “Yo no creo que a mí me va a convencer”.
Criticó a Pierluisi por ser abogado para una firma que representa a la junta de control federal que supervisa las fianzas de la isla, a la que calificó de ser el “enemigo número uno” de Puerto Rico.
El Partido Nuevo Progresista de Rosselló tiene la mayoría en ambas cámaras del Congreso, lo que significa que un partido unido fácilmente podría nombrar al próximo gobernador.
Muchos legisladores puertorriqueños pronostican que Pierluisi no tiene los votos para ser confirmado.
Sin embargo, el representante Gabriel Rodríguez Aguiló del partido gobernante dijo que una mayoría abrumadora de votantes había llamado para pedir su confirmación.
Algunos legisladores se han unido a las quejas de Rivera Schatz sobre la labor de Pierluisi en un despacho legal que representa a la junta federal de control, la cual fue creada para supervisar las finanzas de Puerto Rico antes de que el territorio, abrumado por una deuda pública superior a los 70 mil millones de dólares, se declarara en una especie de bancarrota.
Los 3,2 millones de habitantes de Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses que no pueden votar para elegir presidente ni tienen un representante electo en el Congreso. Aunque los políticos de la isla son miembros del Partido Demócrata o del Republicano, la principal línea divisoria política está entre el partido de Rosselló a favor de la estadidad y el Partido Popular Democrático, que prefiere una asociación más libre con el gobierno federal. Ambos partidos están conformados por una mezcla de demócratas y republicanos.
Con información de AP Noticias