Cazadores de tesoros de Suecia e Islandia han recuperado las 900 botellas que el vapor sueco Kyros trasladaba a Petrogrado (actual San Petersburgo, Rusia) cuando un submarino alemán lo hundió en plena Primera Guerra Mundial, informa The Local.
El capitán de ese sumergible germano UC-58 atacó esa nave porque estimó que trasportaba alcohol de contrabando, así que su carga compuesta por 50 cajas de coñac y 15 de licor terminó en el fondo del mar Báltico.
La tripulación afectada ese 19 de mayo de 1917 logró regresar a su país, pero su embarcación ni el contenido que portaba solo fueron localizados en 1999 y su recuperación requirió varios años.
“No solo es un hallazgo de coñac y licor raro, sino también parte de la historia del antiguo Imperio ruso”, con lo cual “la importancia de este evento no se puede subestimar”, comunicó el equipo sueco Ocean X.
Estos especialistas emplearon robots submarinos para elevar las aproximadamente 600 botellas de coñac De Haartman & Co —ya no se produce— y 300 recipientes de licor Benedictine, cuya receta crearon monjes franceses hace más de 500 años y ahora pertenece a la empresa de bebidas Bacardi.
Dos de esas botellas se analizarán en Suecia y Rusia.