El encuentro al margen de la reunión del Consejo del Ártico en Rovaniemi, Finlandia _confirmado por Ryabkov_ sucedería días después de una tensa conversación telefónica entre el secretario de Estado Mike Pompeo y el canciller Serguei Lavrov.
El miércoles, Pompeo y Lavrov se acusaron mutuamente de injerencia en Venezuela. Rusia apoya al presidente Nicolás Maduro, en tanto Washington reconoce al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino legítimo.
Lavrov calificó las denuncias de injerencia rusa de Pompeo de “surrealistas”. A su vez, Pompeo exacerbó las tensiones al decir que Estados Unidos podría intervenir militarmente “si resulta necesario”.
La solución de la disputa parece lejana, dado lo que se juegan Moscú y Washington en el país sudamericano.
Estados Unidos ha tomado una serie de medidas económicas y diplomáticas que hasta el momento no han logrado desplazar a Maduro. Por su parte, Rusia tiene una alianza política, militar y económica con Venezuela forjada bajo el predecesor de Maduro, Hugo Chávez.
“Rusia ha invertido tanto en el régimen de Maduro que la única opción realista es atrincherarse en sus posiciones”, dijo el analista.
Rusia tendría graves dificultades para responder a una posible intervención militar como la que ha insinuado Pompeo. Ha provisto a Venezuela de un sistema de defensa antiaérea, maneja un centro de capacitación para pilotos venezolanos de helicópteros rusos y mantiene asesores militares en el país, pero una intervención con efectivos en el terreno sería otra cosa.
“China no brindará apoyo militar… Rusia querría hacerlo, pero no puede”, dijo el comentarista Maxim Shevchenko por la radio Ekho Moskvy.
Además, hay resistencia interna en Rusia a elevar la participación militar en Venezuela.
El respaldo ruso a Maduro, quien se niega a entregar el poder, es apenas el factor de tensión más reciente en las relaciones entre Washington y Moscú tras la injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de 2016, su intervención militar en respaldo del presidente sirio Bashar Assad y su anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014.