“En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños” dijo el filosofo y escritor italiano Mirko Badiale. Pero en Guatemala, muchos de esos niños no tienen ese cartel y en el caso de las niñas….mucho menos. No en todos los hogares las niñas son tratadas como personas con un valor inconmesurable. La suerte es distinta para algunas.
Carlos y Celeste son padres de dos niñas, Lizzy de 5 años y Eunice de 7, ellos consideran a sus hijas como sus “dos ojos”. Aunque son de clase media baja, tratan de darles lo mejor de acuerdo a sus posibilidades, pero sobre todo destacan que las están criando con amor y valores.
Ellos no conciben que sus hijas sufran algún tipo de maltrato físico y verbal. El padre destaca que quiere que sean mujeres independientes y bien formadas, para que el día que crezcan decidan si quieren unir su vida a un compañero o bien desarrollarse laboral o intelectualmente.
Por otro lado se encuentra Rosa de 16 y Yesenia de 12, ambas hermanas y aunque viven con su madre, su situación es muy diferente. Rosa llegó hasta sexto grado de primaria, año que cursa actualmente su hermana y que probablemente también sea el último. Esto debido a que tienen que trabajar para ayudar a su progenitora, quien por causas del destino enviudó con 4 hijos. Los 2 restantes son niños en edades de 10 y 8 años.
Viven en una comunidad en los suburbios de la ciudad capital, su vivienda es muy sencilla, construida de madera y lámina. Rosa aparte de trabajar en una casa donde realiza trabajos domésticos también apoya con las tareas del hogar al igual que su hermana, ya que su madre también trabaja en el mismo oficio en una jornada mas extensa.
Rosa nos narra como en una ocasión, en una de las viviendas que laboró, un hombre que trabajaba cortando la grama intentó abusar de ella. Afortunadamente logró escapar de su agresor, y cuenta que no quiso volver a ese trabajo por miedo. Con evidente vergüenza nos da a conocer que no es la primera vez que alguien ha intentado “faltarle el respeto”.
En una ocasión, un hombre le estaba ofreciendo dulces y una muñeca a mi hermana, pero me di cuenta que la sentó en sus piernas, le dije que era un abusivo y me la llevé, el hombre enojado nos siguió, pero lo perdimos. Narra la adolescente
Cuando le consultamos a Rosa y Yesenia que significaba para ellas ser niñas, indicaron que hubieran preferido ser niños, pues consideran que de esa forma estarían en menos riesgo de que intentaran hacerles daño físico.
Ser niño ya es difícil cuando no tenemos a veces qué comer, medicina, ropa y zapatos, o se nos entra el agua porque la lámina se pica, pero ser niña es peor. Explica la adolescente con una decepción en la mirada
La madre de ambas niñas, Mercedes, indicó que hace lo posible por cuidar y proteger a sus hijos y aunque esta consciente que en parte les ha robado la infancia a ambas obligándolas a asumir roles que no le corresponden, enfatiza en que no tiene otra opción.
El Observatorio de los derechos de la Niñez y Adolescencia (Ciprodeni) enfatiza en su mas reciente boletín emitido precisamente en el marco del día internacional de la niña que la niñez en Guatemala es vulnerada en muchos aspectos, sin embargo las niñas enfrentan esas situaciones al máximo.
La violencia física, verbal y emocional que deben sufrir también debe sumar embarazos no deseados producto en su mayoría de violaciones por parte de personas que pertenecen a su círculo familiar o de conocidos.
Se estima que en Guatemala diariamente 13 niñas sufren algún tipo de violencia y según destacan organizaciones, es que lo mas lamentable es que tanto el Estado y la sociedad parecen ser indiferentes ante tal situación, olvidando el daño que provoca desde muchos ángulos para ellas y el país entero.
El Ministerio Público ha identificado prácticas nocivas que deben erradicarse:
Uniones y matrimonios infantiles
Priorización de los niños varones
Abuso y explotación
Violencia sexual
Embarazos y maternidades forzadas
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Informe revela que 13 niñas y adolescentes, diariamente, sufren algún tipo de violencia