Han transcurrido poco más de 5 meses desde la muerte de la universitaria Melissa Palacios de 21 años de edad, cuyo cadáver fue localizado el 5 de julio entre unos matorrales a orillas de un camino de terracería en la aldea La Palma, en Río Hondo, Zacapa.
El 25 de agosto de este año, la Policía Nacional Civil (PNC) reportó la captura de José Luis Marroquín Ovalle de 27 años, y de María Fernanda Bonilla Archila de 20, en la 6ª calle poniente, Antigua Guatemala, Sacatepéquez.
Una investigación los señala como presuntos responsables de haber torturado y asesinado a Melissa el 4 de julio de este año, sin embargo pese a estar bajo vigilancia policial, los implicados se dieron a la fuga, aunque fueron ubicados y aprehendidos.
Desde entonces Bonilla y Marroquín guardan prisión preventiva, mientras son investigados por los delitos de asesinato y tortura.
Cambio de delitos
El juez de Zacapa, a petición de la defensa de los principales sospechosos, modificó los delitos que inicialmente se imputaban. Ahora serán procesados por homicidio cometido en estado de emoción violenta, y encubrimiento propio. El juzgador aceptó el alegato que Fernanda y Melissa, al tener una relación sentimental, discutieron y, al perder los estribos Fernanda, bajo la influencia de un estado de emoción violenta, terminó cometiendo el crimen.
En el caso de José Luis Marroquín, este únicamente fue un espectador, que tras observar lo ocurrido no detuvo el acto y tampoco lo denunció a las autoridades. Marroquín era empleado de Fernanda Bonilla, al momento de registrarse los sucesos.
Este delito beneficia a los implicados pues establece que no hubo un plan para asesinar a Melissa y todo fue parte de un acto espontáneo. Lo que significa una pena menor que va de seis a ocho años de prisión. Mientras que por asesinato pueden ser de 25 hasta 50 años.
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- Fernanda Bonilla
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- José Luis Marroquín
Buscaban quedar en libertad condicional
El objetivo del abogado de Bonilla y Marroquín con el cambio de los delitos, era obtener una libertad condicional de sus patrocinados. Fue entonces cuando el abogado de la familia Palacios, de inmediato recusó al juez y pidió su separación al dudar de su imparcialidad.
La madre de la víctima entre lágrimas dijo que el juez se había vendido, mientras que el tío se encadenó a la entrada de la judicatura y aseguró que no se irá hasta que el juez sea separado o regrese al delito de asesinato.