Con el acceso a la tecnología, los videojuegos se han convertido en compañeros diarios para niños, adolescentes e incluso adultos; particularmente con la llegada de la pandemia del COVID-19. Sin embargo puede convertirse en un serio enemigo para la salud.
El pasado 1 de enero entró en vigencia la nueva edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual incorpora la adicción a los videojuegos a la lista de trastornos adictivos.
De acuerdo con el documento, el uso de videojuegos puede convertirse en un trastorno adictivo cuando existe un patrón de comportamiento que se caracteriza por el deterioro del control sobre el juego.
Es decir cuando la persona prioriza el juego sobre otros intereses y actividades cotidianas, incluso cuando esto trae consecuencias negativas.
“El patrón de comportamiento de juego da como resultado una angustia significativa o un deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativa, ocupacional u otras áreas importantes” señala la CIE-11
¿Cómo diagnosticarlo?
De acuerdo con el análisis que hace el ente internacional en la CIE-11 el trastorno puede diagnosticarse si el patrón de comportamiento conlleva alteraciones en los ámbitos personal, familiar, social o de otro tipo y ha estado presente durante al menos doce meses.
No obstante en casos más graves basta con un período más corto para que se realice el diagnóstico, señala el documento.
Aunque la OMS ya había reconocido la adicción a los videojuegos como una enfermedad desde el 2018; cuando se conoció sobre la CIE-11, fue hasta este año que entró en vigencia.
Lo cual quiere decir que aquellos países adscritos a la OMS que son más de 196 deberán prepararse para la atención y apoyo de las personas diagnosticadas con este trastorno.