La votación final sobre el impuesto en el Senado de Francia se produjo horas después de que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump anunció una investigación sobre el impuesto bajo la misma premisa utilizada el año pasado para investigar las políticas de tecnología de China, que condujo a la imposición de unos aranceles sobre productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares.
“Entre aliados podemos y debemos resolver nuestras diferencias sin utilizar amenazas”, comentó Bruno Le Maire, ministro de Economía y Finanzas. “Francia es una nación soberana. Tomará sus propias decisiones soberanas sobre medidas fiscales”.
El impuesto representa un gravamen del 3% sobre los ingresos en Francia de las compañías digitales con ventas globales de más de 750 millones de euros (844 millones de dólares) al año y unos ingresos en el país europeo por encima de los 25 millones de euros. El impuesto afecta principalmente a aquellas empresas que utilizan los datos de los consumidores para vender publicidad en internet.
“Cada uno de nosotros está viendo el surgimiento de los gigantes económicos con atributos monopolísticos y que no sólo quieren controlar una cantidad máxima de información y ganar dinero con esos datos, sino que también quieren ir más allá de eso, ante la ausencia de reglas, evitando impuestos e implementando instrumentos que podrían, el día de mañana, convertirse en una moneda soberana”, comentó Le Maire.
El Ministerio de Economía y Finanzas del país ha estimado que el impuesto recaudaría unos 500 millones de euros (563 millones de dólares) al año, pero pronosticó un crecimiento acelerado.
La industria tecnológica advirtió que los consumidores podrían pagar más si las compañías afectadas incluyen a Airbnb y Uber, así como empresas de China y Europa.
La propuesta busca que las multinacionales eviten el pago de impuestos al instalar sus sedes en países de la Unión Europea con bajos impuestos. Actualmente, las compañías casi no pagan gravámenes en países en los que tienen muchas ventas, como es el caso de Francia.
Francia no logró convencer a sus socios de la UE a imponer un impuesto a los gigantes tecnológicos que abarcara gran parte del continente, pero ahora trata de concretar un acuerdo internacional con los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.