“Es el Dios de la tierra batida”. En Roland Garros, los aficionados se tienen que conformar haciendo fila para sacarse una foto ante la estatua de Rafael Nadal, el gran ausente de la presente edición tras casi dos décadas de presencia ininterrumpida desde su debut triunfal en 2005.
Sus fotos todavía decoran los muros del recinto parisino, pero el nombre del mallorquín no aparece este año en la lista de los participantes de Roland Garros, algo que lamentan especialmente sus mayores fans.
“Hubo alguna lagrimilla. Estamos decepcionadas”, admite bajo el sol Jane Bleach, que viajó desde Inglaterra para ver el torneo.
“Vinimos a Roland Garros para verlo a él, así que imagínate”, explica Noberto Casanova, de 36 años. Él y su amigo José Lambarri, de 51 años, volaron desde Estados Unidos con la esperanza de ver jugar a Nadal.
“Estaba molesto y triste, pero entiendo que está lesionado”, añade Lambarri, fotografiándose desde todos los ángulos posibles con la estatua de su ídolo, inaugurada en 2021 en una de las entradas principales del recinto.
Una ausencia con precedentes
En 2022, Rafael Nadal se coronó en Roland Garros por 14ª vez, elevando de nuevo su leyenda en tierra batida pese a los problemas físicos que arrastraba también entonces.
Nadal sufre desde 2005 el síndrome de Müller-Weis en el pie izquierdo, un problema degenerativo del hueso que puede acabar causando artrosis, lo que no tiene cura, y que le complicó su última participación en el Grand Slam francés.
Este año se lesionó en el psoas ilíaco -articulación entre la columna y la cadera- en enero durante el Abierto de Australia, lo que le empujó a poner “un punto y aparte” en su carrera antes de afrontar en 2024 la que será su despedida del circuito profesional.
“Para mí no solo es el rey de Roland Garros, sino el rey del tenis”, señala Caitlin Perry, una inglesa de 24 años, admirando la fortaleza mental y física que demostró Nadal.
Un digno sucesor
No obstante, ni Rafa ni sus seguidores pierden la esperanza, y esperan su vuelta a Roland Garros en 2024, un año en el que el torneo olímpico también se disputará en las instalaciones parisinas.
Una ilusión fundada teniendo en cuenta las declaraciones del mallorquín el 18 de mayo: “Mi intención es que el año que viene sea el último y poder jugar los torneos que me apetezcan para despedirme de aquellos que me han marcado”.
Desde que participó por primera vez en Roland Garros en 2005, Nadal nunca faltó a la cita. Ahora su entorno confía en que la leyenda todavía tiene algo que ofrecer al público parisino.
“Creo porque quiero creer”, declaró su tío y antiguo entrenador, Toni Nadal, al medio de prensa online Tennis Majors.
Mientras tanto, los amantes del tenis ya tienen su sucesor, el también español Carlos Alcaraz, actual nº1 mundial, recibido por todo lo alto este lunes en la Suzanne Lenglen en su debut.
“No me importaría que ganase”, afirma Nick Garcia, de 33 años, que vino desde Alemania por cuarta vez a Roland Garros.
Para muchos otros, como Romain Kohler Supic, un francés de 30 años, la leyenda empieza y termina con Nadal. “Es imposible reemplazarlo. Es el Dios de la tierra batida, y siempre lo será”.