El líder y fundador del grupo paramilitar ruso Wagner, Yevgueni Prigozhin, fallecido al estrellarse su avión, fue enterrado este martes en San Petersburgo en una discreta ceremonia privada confirmada por su empresa.
Una fotografía de AFP logró ver la parte posterior de la tumba de Prigozhin, fallecido el miércoles pasado a los 62 años. Pero no pudo acercarse, dado que el cementerio de Porojovskoie, en la antigua capital de los zares, estaba rodeado por un cordón de fuerzas de seguridad.
Es el primer mensaje que escribe Concord desde la rebelión abortada de Wagner contra el Estado Mayor ruso a fines de junio, que hizo de Prigozhin un enemigo del poder.
El jefe y fundador de Wagner, un hombre que pasó parte de su juventud en prisión e hizo fortuna en el mundo de la restauración, era originario de San Petersburgo, al igual que el presidente Vladimir Putin.
El Kremlin había anunciado unas horas antes que el presidente Putin no tenía previsto asistir a los funerales del jefe del grupo Wagner, al que en junio calificó de “traidor” por su rebelión contra la cúpula del Estado Mayor.
Investigación sin pistas
Un consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, ironizó en Telegram sobre los “funerales secretos” de Prigozhin, símbolo según él del “verdadero miedo a Putin”, que teme “manifestaciones masivas” y por su reputación.
La catástrofe le costó la vida a la mano derecha de Prigozhin, Dmitri Utkin, y otras ocho personas, y suscitó sospechas del lado de Occidente y de Ucrania de que el Kremlin pueda estar implicado.
Pero Peskov barrió esas sospechas el viernes, diciendo que estas no son más que una “mentira absoluta” y pura “especulación”.
Putin calificó a Prigozhin de hombre “talentoso”, pero que también observó cometió “errores graves”, y prometió que la investigación se llevará hasta el final.
Homenajes populares
Prigozhin renunció a su rebelión el 24 de junio tras un acuerdo que preveía su exilio, junto con sus hombres, en Bielorrusia, y un abandono de las diligencias judiciales en su contra.
Tras anunciarse su muerte, combatientes de Wagner y vecinos de distintas ciudades rusas le rindieron homenaje ante unos memoriales improvisados, prueba de la popularidad de este hombre entre una parte de la población.
Su muerte ha conmocionado a los círculos nacionalistas rusos, que, si bien son favorables a la campaña militar en Ucrania, critican a menudo al Estado Mayor, al que acusan de incompetencia y de sumar un revés tras otro.
Guirkin está acusado de “extremismo”, tras criticar a Putin y al ejército, y se expone a una pena de cinco años de prisión.