Precisamente en el día de Reyes (Epifanía del señor) Guatemala registra su primer vuelo de connacionales deportados de Estados Unidos.
La aeronave transportó a 110 migrantes, todos guatemaltecos entre los que se registran 106 hombres y 4 mujeres. Todos vienen procedentes de Alexandría en el estado de Virginia.
Entre los deportados, uno de ellos accedió a brindarnos una entrevista bajo la condición de cambiarle su verdadera identidad. Por lo que para fines periodísticos le llamaremos Miguel.
Miguel tiene 39 años de edad y es originario de Asunción Mita en Jutiapa. La primera vez que emigró fue en 1988 cuando tenía aún 8 años pero fue deportado en el 2010. Él nos narra que laboró como gerente en una restaurante en Virginia. En dicho estado vive actualmente su familia (quienes si se encuentran con residencia legal).
Tras volver a su tierra natal en 2010, no sé quedó de brazos cruzados y estableció una carpintería y tiempo después una importadora de autos.
Sin embargo las cosas no iban bien desde la perspectiva económica. Durante las últimas elecciones en el país (2019) se unió a un partido político apoyando a personas que se postulaban como alcaldes en Jutiapa. Sin embargo estas no ganaron y su negocio lejos de obtener ganancias comenzó a generar mas perdidas.
Ante las pocas oportunidades laborales para salir adelante y con una esposa y dos hijas que atender, Miguel se sintió desesperado, por lo que a finales de 2019 se aventuró a irse de forma ilegal hacía Estados Unidos. Sin embargo en esta segunda oportunidad la adversidad estaría de su lado.
Policías estadounidenses de migración lo atraparon junto a otros migrantes que le acompañaban y de inmediato fue llevado a un centro de detención para migrantes en Arizona.
Comienza el infierno
Con la llegada del 2020 Miguel pensó que pronto volvería con su familia en Guatemala. Pero en realidad estaba lejos de que se avecinaba. Llegó a la pandemia al mundo entero y especialmente a Estados Unidos.
Vivíamos en una como galera donde habían como 88 personas, dormíamos en literales una a la par de la otra. Allá no existía el distanciamiento social y entre nosotros no usábamos mascarilla porque estábamos seguros que el virus llegaría con los guardias. Por eso cuando ellos entraban si las usábamos. Nos explica
¿cómo eran las condiciones de higiene y alimentación en el centro de detención?
Horrible! De lo peor, en ocasiones nos daban un rollo de papel higiénico hasta para 15 días por persona. Usted se imagina eso, nos decían que todo escaseaba por la pandemia. De comer, uf! uno aprende a valorar las tortillitas tostadas con frijoles y queso que come en su tierra y la tacita de café. En cada tiempo de comida dos panes de rodaja con un telita de jamón y un vaso de jugo. Uno se queda con hambre y en la noche uno se despierta con ganas de un panito o algo pero nada, toca aprender aguantarse el hambre.
¿En algún momento lo trataron mal?
No, en realidad le mentiría si le dijera que nos agredieron físicamente, pero tienen otras formas de tratarlo mal a uno. Por ejemplo, nos la pasabamos de cuarentena en cuarentena. Y esto terminaba por afectarnos porque si teníamos cita con el juez la cambiaban para meses después. Esto por supuesto nos hacía permanecer mas tiempo del que debíamos en ese lugar.
Quienes nos infectaban eran los guardias. Gracias a Dios nunca me contagie pero estuve varias ocasiones en cuarentena de 14 días aislado y con una incertidumbre fea, porque uno piensa ¿y si me enfermo y voy a morir?.
Además casi no puede comunicarse con sus familiares, porque un minuto cuesta un dólar y uno a veces no tiene pero ni un centavo.
¿Qué le aconsejaría a otros guatemaltecos que buscan emigrar a Estados Unidos?
Miré, yo sé que la situación aquí esta bien difícil, uno trata de salir adelante y al parecer entre mas se esfuerza uno mas se empeña la vida en ponerle trabas. Pero de todo corazón les puedo decir que es un infierno.
No viajen, menor ahorita en época de pandemia, la travesía es una situación de vida o muerte y encima la policía lo atrapa a uno y como delincuente uno termina preso. En condiciones que no son las mejores. Además a como esta la situación del coronavirus a morir va uno allá. No conviene.
Miguel estuvo detenido en el centro de detención para migrantes durante 18 meses. Así lo dictaminó un juez estadounidense mientras que un fiscal pedía 28 meses. Esto debido a que estuvo detenido por un delito menor cuanto tenía 18 años. A eso se le suma que tenía un reingreso de manera ilegal a los Estados Unidos, lo que le valió más de una año como penalización.
Los guardias nos restregaban en la cara que tenernos allí encerrados costaba 150 dólares diarios, gastos que pagaban los gringos de sus impuestos. Pero yo un día les contesté que mi familia si era legal y ellos pagaban sus impuestos también. No me aguanté las ganas, gracias a Dios no pasó a mayores. Concluyó
Todos los migrantes retornados esperan concluir su cuarentena obligatoria en el país y posteriormente reunirse con su familia. Pese a que la vida le ha jugado en contra, Miguel tiene fe y empezará nuevamente a buscar una forma honrada de ganarse el sustento diario.