Gregorio Can Ortiz de 38 años de edad y originario de la comunidad de Parracana del municipio de Santa Lucia Utatlán, Solola, tuvo un giro de 360 grados en su vida hace ya 7 años.
Se dedicaba a la agricultura y con ellos era la columna vertebral en temas económicos de su hogar conformado por su esposa y dos hijos que en ese entonces tenían 4 y 2 años.
Cosechaban cerezas y precisamente un día que estaba recolectando la fruta, cayó accidentalmente de uno de los arboles y causa de la lesión, por la cual permaneció hospitalizado varios días, quedó sin movilidad en las piernas.
Tal situación le impedía proseguir con sus labores y el impacto económico no tardó en hacerse notar así como los problemas de pareja, luego que su esposa sintiera una pesada carga el tener que lidiar ahora con su esposo y sus dos hijos pequeños.
Así que un día decidió abandonarlos a los tres y emprender una nueva vida, empezando desde cero muy lejos de su núcleo familiar.
Sin embargo el panorama para Gregorio fue muy diferente. Él debió asumir el rol de madre y padre para sus dos pequeños, aunque la falta de un empleo fijo les ha hecho ver la vida cuesta arriba sin posibilidad de salir adelante.
Actualmente sus hijos tienen 11 y 9 años y no van a la escuela porque deben apoyar a su papá, además que hay ocasiones en las que no cuentan ni siquiera con un quetzal.
De acuerdo con el diagnóstico médico la columna de Gregorio no tiene cura, pero sostiene la esperanza de un futuro mejor, especialmente para sus hijos, aunque no cuenta con ingresos económicos, ya que su condición le impide trabajar y en su comunidad no hay alternativas para un empleo, que no sea de agricultor.
Ha sido muy dificil, vivimos de lo que mis papás nos traen o de lo que vecinos nos comparten. Pero yo quisiera poder trabajar y comprarles las cosas a mis hijos. Me da mucha tristeza ver que mis hijos no tienen zapatos, la ropa ya no les queda, a veces no tenemos ni para comer. No puedo ni mandar a estudiar a mis hijos y yo no quiero que ellos se queden en estas condiciones. Expresa Gregorio con la voz entrecortada
Su vivienda de condición muy humilde y piso de tierra, cuenta con luz y agua, pero en realidad, esta familia tiene muchas necesidades que cubrir como vestuario y zapatos para sus hijos y alimentos entre otros. Además Gregorio necesita realizarse exámenes médicas y terapia para seguir con su tratamiento, algo con lo que tampoco ha podido avanzar a causa de su situación económica.
Aunado a todo esto, los padres de Gregorio, son personas de la tercera edad, a quienes ya les cuesta movilizarse y ahora solo pueden llegar a su casa una vez a la semana.
No sé qué voy hacer el día que mis papás me falten, ellos han sido un gran apoyo en nuestras vidas, pero entiendo que ya están grandes y cada día se les dificulta mas. Yo solo quiero que me briden una oportunidad para salir adelante y darles un mejor futuro a mis dos hijos, que son el motor de mi vida. Concluye Gregorio, con una voz de esperanza
Si usted puede ayudar a este padre de familia junto a sus dos hijos, puede comunicarse a los teléfonos 4802 66 10 o bien al 3328 0521.
Con información y fotografías de Mario Guzmán