Después de acaparar más del 90% de los sufragios en la primera ronda del domingo, dejando a sus competidores muy rezagados, el actual mandatario Bolsonaro y el expresidente Lula ya analizan las opciones que podrán alcanzar a la presidencia, ya sea mediante alianzas políticas o con el apoyo de los candidatos que quedaron eliminados.
Analistas políticos aseguran que ahora Bolsonaro intentará aprovechar un desempeño sorprendentemente sólido de la derecha en general para conseguir el apoyo de políticos que buscan alianzas que les favorezcan, mientras que Lula —que ganó la primera ronda— recurrirá a los moderados.
La elección determinará si un izquierdista regresa a la presidencia de la cuarta democracia más grande del mundo o si Bolsonaro puede impulsar su agenda de derecha por segundo mandato consecutivo.
Muchas encuestas habían situado a Lula muy por delante, y algunas insinuaron que incluso podría asegurar una victoria en la primera ronda. La mayoría mostró márgenes que se acercaban o superaban los dos dígitos. Al final, Bolsonaro quedó apenas a cinco puntos de Lula, lo que obligó a realizar una segunda vuelta el 30 de octubre.
Si bien el total de Lula de 48,4% cayó dentro de los márgenes de error de la mayoría de los sondeos, el 43,2% de Bolsonaro superó por mucho a la mayoría de las proyecciones. Los aliados del presidente que se postularon al Congreso y gobernaciones también rebasaron los pronósticos.