La primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, inició consultas el jueves con los partidos de la oposición y otros legisladores en su intento por encarrilar el Brexit tras superar una moción de censura. Sin embargo, había escasas señales de una superación del impasse mediante unas conversaciones que el principal líder opositor calificó de “treta”.
Los países de la Unión Europea, por su parte, aceleraban los preparativos para una salida británica en desorden el 29 de marzo tras el rechazo parlamentario del acuerdo de May con el bloque.
La Cámara de los Comunes rechazó el acuerdo por una abrumadora mayoría el martes, infligiéndole a May la peor derrota de un gobierno en la historia moderna británica.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, convocó de inmediato una moción de censura de la que le gobierno de May logró salir airoso el miércoles por la noche gracias al apoyo crucial del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte.
May invitó a los líderes de la posición a conversaciones para buscar la forma de evitar dejar la UE sin un pacto para la futura relación de las dos partes. Pero Corbyn ha declinado reunirse con la primera ministra a menos que retire de la mesa la posibilidad de un Brexit “sin acuerdo”.
“Para lograr un acuerdo que pueda ganar la mayoría en el Parlamento, Theresa May debe descartar las líneas rojas y presentar propuestas serias hacia el futuro”, dijo Corbyn en un discurso a sus partidarios en Hastings.
“La oferta de anoche de mantener conversaciones con los líderes partidarios resultó ser una treta, no el intento serio que se necesita para afrontar la nueva realidad”, añadió.
El expremier Tony Blair, que lideró durante años el Partido Laborista, dijo a la BBC el jueves que sería “sensato” que Corbyn se sentase con May para definir mejor el tipo de Brexit que quiere el país. Además, advirtió que la ausencia de un acuerdo con la UE provocaría daños sustanciales a la economía británica.